Tal Como Lo Vemos - Federación Anarquista, de Gran Bretaña

As We See It (Spanish translation) - Anarchist Federation (Britain)

"El mundo en tus manos"

 

Introducción

El mundo en el que vivimos no tiene sentido. Millones de personas mueren de hambre en el tercer mundo, mientras la Comunidad Europea acapara comida invendible. Los líderes mundiales utilizan la violencia para promover la paz. Naciones minúsculas luchan contra sus vecinos por pedacitos de territorio. Los gobiernos buscan conseguir beneficios a corto plazo antes que conservar los recursos del planeta. La inmensa mayoría de la gente trabaja sólo por la comida mientras una ínfima minoría vive en el lujo más exagerado. Los pobres están oprimidos en todo el mundo y las mujeres y los negros se enfrentan a mayor discriminación y penalidades.

Frente a toda esta locura la FA (Federación Anarquista) propone un mundo completamente distinto. En vez del saqueo proponemos cooperación. Las carencias artificiales deben ser sustituídas por abundancia generalizada. Debemos vivir en armonía con la naturaleza, no contra ella. El sistema de gobierno y explotación que todos y todas aceptamos como natural debe ser barrido. Es posible crear un mundo mejor. Este folleto pretende explicar cómo una alternativa anarco-comunista, en vez de ser un sueño utópico, es la solución más saludable y racional posible para los problemas del mundo.

 

1. El sistema está podrido.

Vivimos en un mundo rico y próspero. Parece increíble, a la vista de la pobreza que hay en el mundo, que exista más que suficiente para todos y todas. De hecho, se produce comida suficiente para alimentar a toda la población del mundo tres veces, pero mientras la gente pasa hambre, algunas personas se permiten gastar millones en fiestas y banquetes para sus igualmente ricos amigos. Que vivimos en un mundo de clases sociales es fácil de ver. Pero, ¿qué quiere decir "clase"? Simplificando, hay dos clases: los que poseen o juegan un papel fundamental en el control de la riqueza y los recursos del mundo (la clase capitalista de los patronos), y los que tienen que trabajar o cobran del paro para sobrevivir (la clase trabajadora).

Este sistema de clases es una parte esencial y fundamental del sistema económico y condiciona las vidas de todas las personas del mundo. Este sistema se llama "capitalismo" y, aunque ha cambiado de forma de vez en cuando, se ha convertido en el poder dominante durante los últimos doscientos años aproximadamente. Es tan adaptable, poderoso y corruptor que el capitalismo es percibido por casi todo el mundo como natural e inevitable. No lo es.

Aunque el capitalismo es un sistema de explotación y bandidismo a escala mundial, con enormes compañías multinacionales que operan por todas partes, está basado en unas ideas muy simples. Básicamente, la riqueza la crean personas que usan herramientas para modificar las materias primas proporcionadas por la naturaleza. Para sobrevivir, los trabajadores se ven forzados a vender su trabajo (la "esclavitud del salario") a precio de mercado. Con su trabajo, los trabajadores fabrican los productos que forman parte de la vida diaria o proporcionan servicios. Sin embargo, la recompensa que los trabajadroes reciben en forma de sueldo es menor que el valor de los productos y servicios que proporcionan.

La diferencia entre lo que los trabajadores producen y lo que ganan es la base del beneficio que recibe el capitalista. De esta forma, los trabajadores se ven privados de una parte de los recursos del planeta y del valor de su trabajo.Por eso decimos que están explotados. Acumulando el valor del trabajo de millones de trabajadores, los capitalistas aumentan su riqueza y su poder.

El capitalismo es un sistema de competencia criminal, y es muy inestable, por lo que se producen frecuentes crisis económicas, en las que los capitalistas sobreviven a expensas de los trabajadores. Cuando los beneficios descienden los trabajadores son despedidos, produciéndose el desempleo masivo que es tan corriente hoy en día.

El capitalismo produce para conseguir beneficios y no por necesidad, así que en vez de fabricar una pequeña variedad de productos útiles las empresas intentan constantemente ampliar la cantidad de bienes que vender. Por eso encontramos en los supermercados docenas de desodorantes, pastas de dientes y detergentes. Los grandes supermercados como Alcampo, Carrefour o El Corte Inglés venden todos más o menos las mismas cosas y todos tienen un motivo: conseguir que el consumidor compre SUS productos. En vez de estar interesados en proporcionar las cosas que necesitamos para vivir están sólo interesados en conseguir ganancias. Tener hambre no es suficiente: la gente tiene que tener dinero y estos chupasangres dejarían pudrir la comida antes que dársela a los pobres y los hambrientos.

Esto es cada vez más evidente, ya que auténticas montañas de carne, mantequilla y cereales se almacenan en la Comunidad Europea, mientras hambrunas inconcebibles asolan buena parte de Africa. En medio de todo esto, los conciertos de solidaridad son una ayuda insignificante. La creación de estas reservas de comida son el resultado de una política de escasez obligatoria que produce mayores precios y beneficios en el mercado. Los burócratas de la Comunidad Europea tirarían las reservas de comida al mar antes que poner en peligro los beneficios. Y esto es así en todo el mundo.

En su búsqueda de beneficios el capitalismo ha entrado en la era del consumismo. Una complicada red de medios de comunicación nos convence para comprar, comprar, comprar. Ni siquiera los niños están a salvo de los publicistas, que invaden nuestras casas a través de la televisión y ocupan todos los sitios posibles con carteles, letreros y anuncios. Las revistas o los periódicos sólo pueden sobrevivir si están repletos de anuncios. Gracias a las enormes posibilidades tecnológicas, los capitalistas introducen constantemente en el mercado nuevos productos que dejan anticuados los anteriores. Piensa sólo en cómo han cambiado las cámaras de fotos en los últimos años. Lo que hace un año era la gran maravilla, ahora está anticuado. Tienes que comprar lo último y lo mejor.

El consumismo no se da sólo en los países "avanzados". Incluso los países africanos más pobres están cubiertos de anuncios que incitan a comprar productos inútiles e incluso peligrosos. Y sin embargo es la clase trabajadora del tercer mundo la que más sufre el capitalismo internacional, al mismo tiempo que la clase gobernante local apaña su parte de las ganancias. Sus recursos naturales son esquilmados (fíjate en la destrucción de las selvas tropicales), y sus trabajadores se ven forzados a un nivel de vida que sólo les permite la mera supervivencia. Muchas zonas de Africa no pueden alimentar a su población, pero cultivan alimentos para exportar. El sudeste asiático se ha convertido al mismo tiempo en la reserva de mano de obra barata y en el prostíbulo del planeta. Así pues, el capitalismo se ha introducido en todos los aspectos de la vida. La Coca Cola y el MacDonalds son los auténticos símbolos del "nuevo orden mundial".

 

2. El control social

Como resultado de vivir en este sistema muchos trabajadores están naturalmente descontentos, en mayor o menor grado, la mayor parte del tiempo. Para mantener la paz y el orden en la sociedad se han establecido toda una serie de métodos para controlar a la gente. El más poderoso es el estado, aunque existen mecanismos de control social en todos los niveles sociales.

El estado actúa en alianza con el capitalismo, con el cual comparte muchos intereses. El capitalismo proporciona al estado un sistema económico que lo financia a través de la explotación de los trabajadores. El estado, a su vez, proporciona un sistema de orden que permite al capitalismo llevar a cabo sus negocios con eficacia. En países como China, Cuba Corea del Norte, etc, los dos se combinan en un único sistema que se puede llamar con propiedad "capitalismo de estado".

Básicamente, el estado es un sistema de violencia organizada para mantener la dominación de la clase capitalista dominante. Como, sin embargo, el orden se consigue más eficazmente cuando las personas lo asumen, mejor que a través de la fuerza bruta, el estado moderno dispone de medios para intentar que pensemos de determinada manera y que actuemos como ciudadanos obedientes. El estado tiene también una cara aparentemente beneficiosa, ya que proporciona beneficios sociales que se supone sirven para ayudar a los pobres, los enfermos y los ancianos.

El estado controla sus actividades por medio del gobierno, el sistema parlamentario y el sistema funcionarial. Las fuerzas armadas, los servicios secretos, la policía, los jueces y las prisiones sirven para controlarnos físicamente. Son agentes brutales que castigan cualquier intento de cuestionar su "derecho" a dirigirnos. El estado y sus fuerzas represivas no son en absoluto neutrales y toman parte activa en la oposición a la lucha por la libertad.

La seguridad social, el sistema escolar, los servicios sociales, etc, parecen tener como objetivo nuestro bienestar. En realidad sólo son formas diferentes, más sutiles, de control, o se han hecho necesarias por motivos económicos.

El servicio público de salud existe sobre todo para mantener sanos a los trabajadores, ya que el sistema los necesita sanos para que trabajen bien. El alcoholismo y el consumo de tabaco son causa importante de enfermedades, pero proporcionan al estado mucho dinero por medio de los impuestos, así que no se ha hecho nada serio para reducir los beneficios de estas industrias: el dinero está antes que la salud.

El sistema educativo, de forma más evidente, está ahí para proporcionar trabajadores y trabajadoras que sepan leer, escribir y un poco de matemáticas, y que hayan aprendido a recibir órdenes obedientemente y a aceptar que los controlen desde arriba. Los maestros llenan las cabezas de sus alumnos y alumnas con ideas que son aceptables para la clase dirigente.

Estas ideas son reforzadas por los medios de comunicación: la televisión, la radio, el cine, los periódicos y las revistas. Entre todos ellos crean un conjunto de ideas conocidas popularmente como "sentido común". Pero este "sentido común" no es más que el sistema de valores de la clase dirigente que explota a la clase trabajadora. Como resultado, ideas como el nacionalismo, la religión, el patriotismo, el racismo y el sexismo, que debilitan la solidaridad de la clase obrera, están muy difundidas entre esa misma clase obrera.

Todos estos factores contribuyen a la ilusión de que existe la libertad, la justicia, la igualdad y la democracia, cuando en realidad sólo hay un mayor poder y opresión del capitalismo y del estado. Miremos por ejemplo la idea de "democracia": gane quien gane en las elecciones, el capitalismo y el estado siguen igual; la clase obrera sigue explotada y oprimida y los ricos y poderosos siguen con sus privilegios. Ya que el partido de la derecha es el que más se identifica con este estado de cosas, es el que tiene más probabilidades de ganar. Los socialistas, incluso cuando consiguen llegar al gobierno, se comportan como los domesticados agentes del capitalismo que siempre han sido.

Fuera del sistema estatal existen organizaciones que dicen representar los intereses de los trabajadores, aunque en realidad sólo contribuyen a mantener el sistema de opresión y explotación. Se trata, por ejemplo, de los sindicatos. En primer lugar, destruyen el sentido de acción y solidaridad en las fábricas y centros de trabajo al dividir a los trabajadores según su cualificación profesional. Esto contribuye a perpetuar las diferencias de salario y de nivel dentro de la clase trabajadora y produce una "aristocracia del trabajo". En segundo lugar, los sindicatos se organizan por ramas de producción, por lo que compartimentalizan la lucha. ¿Cuántas veces no hemos visto surgir huelgas en sectores diferentes que han sido simplemente derrotadas una a una?

Además, los sindicatos son organizaciones burocráticas con intereses distintos de los que tienen los trabajadores y trabajadoras que dicen defender. Los afiliados a los sindicatos quieren ganar las huelgas, pero los liberados sindicales quieren conservar su cómoda vida. Cuando estos dos intereses entran en conflicto, los trabajadores son los que salen perdiendo. Los burócratas de los sindicatos están metidos hasta el cuello en el capitalismo: hacen inversiones, tienen propiedades, seguros, etc.

Todo el sistema de negociación de los sindicatos con los patronos (la negociación –o subasta- colectiva) sirve como mucho para conseguir que los trabajadores tengan un poco más, a cambio de que el sistema de explotación siga intacto.

A otro nivel, la familia es un arma muy importante en manos de nuestros controladores. Los niños aprenden muchas veces de sus padres (como estos de los suyos anteriormente) los conceptos de la superioridad del hombre sobre la mujer, el racismo, el patriotismo y la necesidad de la dominación y de la obediencia. La forma en que las personas interaccionan con sus semejantes muchas veces refuerza mecanismos de opresión que deben ser combatidos.

 

3. Hay que cambiarlo todo.

Si has leído hasta aquí puede que te estés preguntando qué se podría hacer para destruír los sistemas de control y explotación que determinan todos los aspectos de nuestras vidas. ¿Puede realmente ser posible un cambio?

La respuesta naturalmente es que sí. El estado y las otras organizaciones opresoras existen precisamente porque el cambio es posible. El sistema capitalista está en un estado de crisis permanente. Hasta cierto punto, el continuo proceso de expansión y retroceso que forma parte del mecanismo de funcionamiento del capitalismo ayuda a este, al garantizar que sólo los más aptos sobreviven. Sin embargo, también produce una permanente inestabilidad que puede llevar a revueltas de los trabajadores al incumplir el capitalismo sus promesas.

La Gran Bretaña de los años 80 y 90 se ha caracterizado por revueltas locales periódicas contra la policía, el desempleo, el aburrimiento y el impuesto de la renta de Margaret Thatcher (la "poll tax"). Estas revueltas, sin embargo, han sido pequeñas comparadas con las que habido en el pasado y con las que puede haber en el futuro. El anarco-comunismo participa en este proceso de cambio social radical. Pero, ¿qué es el anarco-comunismo?

En resumen (ya lo explicaremos más a fondo en el próximo capítulo), el anarco-comunismo busca la destrucción del sistema actual, que beneficia a los ricos y los poderosos. Queremos crear un mundo organizado para garantizar las necesidades básicas de toda la humanidad, en el que los productos del trabajo pertenezcan a todas las personas (a esto se llama comunismo). Queremos también que desaparezca el poder basado en una clase dominante. La sociedad será controlada por todas las personas a través de sus propias organizaciones (esto es anarquismo). Pero, ¿no será esto nada más que un bonito sueño?

 

Una tradición obrera

El anarquismo no es el producto de las mentes de algunos intelectuales desconectados del pueblo. Surge directamente de las luchas de los trabajadores y de los oprimidos contra el capitalismo, surge de sus necesidades y de sus deseos insatisfechos de libertad, igualdad, felicidad y realización personal. En tiempos pasados, cada vez que una revolución amenazaba a los dominadores surgían, aunque fuese por corto tiempo, ideas y formas de organización anarquistas, muchas veces sin que nadie les pusiese ese nombre.

En la Revolución Inglesa del siglo XVI grupos como los Igualadores (originalmente un partido político que pretendía igualar todos los estamentos sociales), los Ranters (literalmente "ruidosos, alborotadores") y Cavadores (que ocupaban las tierras y las cultivaban comunalmente) desarrollaron ideas de libertad, igualdad y justicia. Durante la Revolución Francesa los trabajadores y artesanos al ir desarrollando su propia conciencia de clase comenzaron a desarrollar ideas anarquistas (las de los llamados Enragés). Fue en la Comuna de París de 1871 cuando los trabajadores y trabajadoras franceses crearon realmente organizaciones de control obrero que desafiaron al antiguo sistema durante un breve período de tiempo, antes de ser ahogadas en sangre. En las Revoluciones rusas de 1905 y 1917 los trabajadores y campesinos desarrollaron estructuras parecidas de control obrero directo, como los consejos obreros y los comités de fábrica. La conquista del poder por los Bolcheviques en octubre de 1917 no tiene nada que ver con esto. Igualmente en la Revolución húngara de 1956 los trabajadores crearon consejos obreros cuando desbancaron a sus opresores "comunistas". Durante la revolución de mayo del 68 en Francia los centros de trabajo y las universidades fueron ocupadas y en muchos casos dirigidas con métodos casi anarquistas.

De esos movimientos obreros surgió el anarquismo como una fuerza entre los trabajadores con más conciencia de clase. Una tendencia anarquista clara aparece desde el siglo XIX con la Primera Internacional, bajo la influencia del revolucionario ruso Miguel Bakunin y de sus amigos y compañeros.

Desde entonces el anarquisno ha tenido una influencia importante en los movimientos obreros en todo el mundo, desde Sudamérica a Alemania y Suecia, desde la China al Japón; se convirtió en la fuerza motriz de las organizaciones obreras de lucha de clase en Italia, España y Portugal, y ha participado en todas las revoluciones modernas importantes.

Los anarquistas siempre han defendido y luchado porque los trabajadores y trabajadoras conquisten y dirijan la sociedad, y que tomen en sus manos el control de las fábricas. También han advertido siempre del riesgo de que determinados partidos o grupos políticos conquisten en poder a costa de la clase trabajadora durante los períodos revolucionarios.

Durante la Revolución rusa de 1917 las advertencias de que la lucha estaba siendo usurpada por personas ambiciosas y políticos profesionales se hicieron realidad. Los militantes anarquistas habían tenido una participación destacada entre los soldados de reemplazo que se negaron a continuar luchando en la Primera Guerra Mundial, y habían también participado en las revueltas en campos y ciudades, contribuyendo a la caída del régimen zarista y del gobierno de políticos de la clase media que vino a continuación.

A medida que pasaban los meses los obreros se volvieron cada vez más militantes y radicales. Asumieron con entusiasmo el control de las fábricas y exigieron el fin del viejo sistema de dominación. Los campesinos ocuparon las tierras y los soldados obreros y campesinos regresaron en masa a sus casas. Los eslóganes anarquistas "La tierra para quien la trabaja, la fábrica para el obrero" y "Todo el poder a los Sóviets" (los consejos obreros) fueron apropiados por los Bolcheviques (el Partido Comunista). Lenin engañó hábilmente a las masas revolucionarias para conseguir el poder, pero sólo temporalmente. Los trabajadores se vieron casi inmediatamente sujetos a la dictadura del Partido, que se fue haciendo cada vez más brutal con el paso de los años.

El movimiento anarquista se convirtió también en víctima de la represión bolchevique y muchos anarquistas fueron fusilados, encarcelados o deportados. Los bolcheviques temían la creciente influencia de los anarquistas entre las masas, ya que habían sido los anarquistas los primeros en crear comités de fábrica para dirigir la producción.

En Ucrania el movimiento majnovista, bajo influencia del militante anarquista Néstor Majno, tuvo una influencia decisiva en la derrota del ejército Blanco (los zaristas), que avanzaba para aplastar al gobierno bolchevique de Petrogrado (Leningrado). Literalmente, salvaron al régimen bolchevique, pero esto no los salvó de los ataques de Lenin y Trotsky: los majnovistas tuvieron que luchar en varios frentes al mismo tiempo contra fuerzas muy superiores y fueron finalmente derrotados. Aún así intentaron, en medio de las dificilísimas condiciones de la guerra, la propiedad colectiva de la tierra en la zona que controlaban.

De la misma forma en la base naval de Kronstadt los mismos marineros y trabajadores recolucionarios, que habían sido llamados por los bolcheviques en 1917 "la flor de la revolución", fueron considerados en 1921 "contrarevolucionarios" y "guardias blancos". ¿Cuál fue su crimen? Criticar la dictadura bolchevique sobre los Sóviets, que se habían convertido en cáscaras vacías y habían dejado de ser organizaciones del poder obrero. Los marinos de Kronstadt, al reaccionar contra el tremendo desviacionismo de la política bolchevique, la corrupción del estado y la alimentación de hambre, estaban de hecho reactivando la crítica anarquista del Estado. Fueron masacrados por esta impertinencia.

Fue en la España de 1936 donde el movimiento anarquista se enfrentó a uno de sus mayores desafíos y creó la posibilidad de una revolución de inspiración anarquista. El sindicato anarquista de masas, la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y la organización anarquista Federación Anarquista Ibérica (FAI) estaban en primera línea de combate cuando Franco, respaldado por los militares, fascistas, monárquicos y la Iglesia Católica, dio un golpe de estado contra el gobierno republicano. Las fuerzas de Franco fueron derrotadas en muchas zonas por obreros y campesinos armados. En zonas como Cataluña y Aragón los obreros y campesinos comenzaron a dirigir sus propias vidas al tomar posesión comunal de tierras y fábricas. Sin embargo el anarquismo español, al estar constituído sobre todo alrededor de los sindicatos, carecía de sutileza política y fue pronto engatusado por los "comunistas" y los políticos republicanos, lo que llevó a un abandono de muchas de las ideas y posturas anarquistas. El anarquismo español no sólo fue derrotado por los fascistas y los grandes empresarios, sino también por los estalinistas y los fallos de su propia política interna.

Este resumen del desarrollo del anarquismo demuestra que trabajadores y trabajadoras con una base anarquista pueden conseguir cambios reales. El anarquismo no es un sueño utópico, es una corriente subyacente siempre presente en las prácticas de la clase obrera; el objetivo es que se convierta en la corriente principal.

Mientras que los obreros buscan soluciones libertarias a sus problemas en períodos revolucionarios, otros, como los troskistas y algunos políticos populistas, intentarán usarlas para conseguir el poder. Los anarquistas del pasado fueron demasiado ingenuos. Detectaron correctamente a los principales enemigos, el capitalismo y el Estado, pero no se dieron suficiente cuenta del peligro que representan los que dicen ser parte del movimiento obrero. Por esta razón se necesita una organización anarquista grande, bien organizada y con visión política. Una organización así ofrecería alternativas para el futuro, desarrollaría las ideas anarquistas y desenmascararía los argumentos de los socialistas, liberales y otros falsos amigos de la clase obrera. Los enemigos del anarquismo están bien organizados, así que el anarquismo necesita estar mejor organizado. La Federación Anarquista intenta ayudar a crear una organización así.

 

4. La anarquía – un futuro posible.

La sociedad anarco-comunista será completamente diferente de nuestra forma de vida actual. El capitalismo ha transformado el mundo durante los últimos doscientos años hasta hacerlo irreconocible. Los capitalistas y los "comunistas" de estado (o sea, los capitalistas de estado) han intentado dominar la naturaleza y nos han llevado al borde del desastre ecológico. Podemos estar muy cerca de desastres inimaginables a medida que la naturaleza sucumbe a la industrialización, la energía nuclear, la contaminación con dióxido de carbono, la deforestación, la agricultura industrial, etc.

El anarco-comunismo significará un replanteamiento radical de cómo organizamos nuestras vidas. Tendremos que vivir en armonía con la naturaleza, no contra ella. ¿Necesitamos de verdad tantos coches? ¿Necesitamos veinte clases de cepillos de dientes? ¿No hay maneras de producir electricidad que no contaminen? Tendremos que resolver estas y muchas otras cuestiones ecológicas si queremos tener siquiera un futuro.

Igual que tenemos que cambiar nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza tendremos que cambiar también nuestra forma de relacionarnos con los demás. Actualmente todos los aspectos de nuestra vida están dirigidos desde arriba. Miles de personas realizan trabajos que implican mandar en los demás y limitar su libertad. Los jóvenes, inmigrantes, homosexuales y rebeldes sufren los abusos policiales con especial intensidad. En cuanto ocupamos nuestro puesto de trabajo toda ilusión de que somos personas se ve anulada por jefes mezquinos y vociferantes. Para muchas mujeres y niños incluso sus casas son inseguras debido a la violencia doméstica.

Anarquía quiere decir libertad: las personas no tienen que verse sujetas a coherciones externas mientras no impidan la libertad de los demás. Pero libertad no quiere decir simplemente que puedes hacer lo que te dé la gana: para que exista la auténtica libertad las personas deben tener seguridad, un entorno que las proteja y los medios necesarios para realizarse plenamente. Libertad también quiere decir tener la mejor educación y medios sanitarios posibles para sacar el máximo partido a la vida.

La libertad se verá reforzada por medio de la creación de comunidades en las que las personas puedan controlar sus propias vidas. Bajo el capitalismo las comunidades han prácticamente desaparecido, ya que los individuos y las familias se encierran en sí mismos, aislados de todos los demás. En una sociedad anarquista probablemente se crearán diferentes tipos de comunidad, quizás a partir de cada fábrica o localidad; estas comunidades crearán libremente lazos con otras para formar una red de organizaciones independientes pero federadas que administrarán la sociedad.

Este sistema federal unirá las comunidades desde el nivel local al internacional. Al tener la organización social como base la solidaridad y la cooperación, los individuos podrán tener el control de sus vidas y contribuír a ampliar su libertad.

Así las personas podrían, por primera vez, tener un control absoluto sobre sus vidas: no habría lugar para los líderes, jefes, políticos profesionales ni funcionarios del gobierno. Allí donde se necesitasen personas con cargos de responsabilidad estos se cubrirían con voluntarios, quizás sólo a tiempo parcial, que se encargarían de realizar las tareas determinadas y podrían ser revocados de su cargo en todo momento por quienes les dieron la responsabilidad.

La anarquía significaría el fin del "estado de derecho" tal y como lo conocemos. El sistema legal, que incluye la policía, magistrados, jueces y prisiones, existe para proteger a los ricos y poderosos de las masas. Después de la abolición de la desigualdad y del gobierno, estas instituciones serían disueltas. Las cárceles serían demolidas, los jueces serían jubilados y los policías serían reconvertidos para realizar tareas socialmente útiles. La mayor parte de los delitos son contra la propiedad y su causa es la desigualdad económica; al hacerse común la propiedad y desaparecer la desigualdad los delitos desaparecerán también. Aunque todavía queden elementos antisociales, las comunidades mismas se ocuparán de ellos pariendo de una base justa y humanitaria.

El capitalismo ha pervertido y distorsionado todas las relaciones humanas. La codicia, la ambición de riquezas, de ascender en el trabajo, la reducción de las personas a meras unidades económicas, el aislamiento, etc. son el resultado directo de poner el dinero por encima de las personas.

El anarco-comunismo abolirá el capitalismo y la propiedad privada, que pasará a manos del pueblo. Los edificios públicos, las tiendas, oficinas, fábricas, almacenes y la tierra pertenecerán a las comunidades, que las usarán en beneficio de todos. Esto no significará, sin embargo, el fin de las posesiones personales.

El comunismo implica la abolición del dinero y, si las condiciones lo permiten, la distribución gratuita de bienes y servicios, de acuerdo con las necesidades de cada uno; o sea, cada persona podrá coger lo que quiera según lo necesite. Si la producción no es suficiente para satisfacer la demanda, todo será compartido a partes iguales para garantizar una justa distribución. Con los medios informáticos disponibles no debería ser difícil planificar la distribución y la producción para acomodarse a las necesidades de todo el mundo, especialmente teniendo en cuenta que no existirá la despilfarradora duplicación de productos característica del sistema actual.

Para la mayoría de la gente, hoy en día el trabajo es algo que se debe evitar en la medida de lo posible, pero que es necesario para conseguir un nivel de vida tolerable. En una sociedad anarco-comunista el trabajo innecesario será suprimido y el necesario será reducido al mínimo imprescindible para acomodarse a los deseos de las personas. El trabajo desagradable será racionado, después de haber sido reducido al mínimo imprescindible usando la tecnología apropiada, o bien será realizado por aquellas personas que encuentren esos trabajos de su gusto. La distinción entre trabajo y no trabajo desaparecerá al reasumir las personas un estilo armonioso de vida.

Sin embargo, el anarco-comunismo no es sólo un nuevo tipo de economía o un método de organización social: formando parte de un proceso continuado que comenzará antes de la revolución y se ampliará después de ella se necesita un ataque a todas las creencias, actitudes, instituciones y costumbres que reduzcan la libertad y la justicia. La religión, el sexismo, la discriminación por la edad o la raza, el nacionalismo, la codicia y el egoísmo deben ser eliminados o la revolución no habrá servido de nada. Aquí sólo podemos apuntar algunas posibilidades que pueden tener lugar, aunque podrían surgir muchas más que no podemos predecir; es por esto que este esquema de la sociedad anarquista no es en absoluto un proyecto "sagrado" ni intocable.

 

5. El mundo está en tus manos

Si observamos el mundo tal cual es hoy en día, comparado con el sistema que a los anarco-comunistas nos gustaría ver, entonces, para decirlo suavemente, vamos dados: conseguir realizar semejante cambio parece una tarea descomunal.

Pero antes de que empieces a sentirte desalentado o desalentada, recuerda que vivimos en un mundo que cambia con rapidez. El mundo actual sería impensable hace sólo veinte años: hemos cambiado más en estos veitne años que en los pasados quinientos.

La economía y la tecnología son parte importante en la configuración del mundo, pero al final son las personas las que de verdad hacen cambiar las cosas. Dijimos anteriormente que el estado de bienestar es una forma de control, pero por otra parte cosas como la atención médica primaria se crearon en parte porque la clase obrera luchó para conseguirlas, aunque luego los políticos se hayan apuntado el éxito. No lo habríamos conseguido sin amenazar con pasar a la acción. Las huelgas o la amenaza de huelgas ayudan a conseguir mejoras salariales y laborales. Si nuestra clase no pasa a la acción las cosas sólo pueden empeorar. Así, la "poll tax" (el proyecto de impuesto de la renta de Margaret Thatcher) fue suprimido sólo porque el pueblo luchó y se negó a pagar.

Hoy en día tenemos la habilidad de cambiar las cosas si actuamos juntos: el poder de cambiar esta sociedad está en manos de los que producen todo, la clase obrera. Esta es la fuente de nuestro poder, si algún día queremos hacer uso de él, el poder de hacer no sólo unas cuantas reformas sino de cambiar todo el sistema, el poder de hacer una revolución social.

 

La izquierda

Los anarco-comunistas no somos los únicos que hablan de revolución. Ha habido muchas revoluciones en tiempos pasados, pero el capitalismo aún existe. El comunismo real no ha existido nunca en ninguna parte, ya que la antigua Unión Soviética no fue nada parecido, ni en su época "socialista" más brillante: el "comunismo" de estado seguía siendo una forma de capitalismo (capitalismo de estado) en el que el Partido Comunista era el jefe y los burócratas del partido los privilegiados.

Dado el derrumbe del "comunismo" (capitalismo) de estado en Europa oriental sería sorprendente encontrar grupos en Gran Bretaña que quieran seguir el ejemplo de la Unión Soviética pero, asombrosamente, organizaciones como Militantes y el Partido Socialista de los Trabajadores siguen vendiéndonos el mensaje de siempre: "los trabajadores no avanzan", dicen; "necesitan el liderazgo de organizaciones como las nuestras", insisten; "hay una crisis de liderazgo; sólo nosotros sabemos cómo avanzar… necesitamos disciplina de partido… un partido de líderes y liderados…" etc.

El modelo de pretendido socialismo de la antigua Unión Soviética ha sido un desastre para la clase obrera de todo el mundo. No importa si seguían las enseñanzas de Lenin, Trotsky, Stalin o Mao, la realidad es que sus profetas demostraron ser enemigos brutales de la auténtica clase obrera, que era diferente de sus fantasías sobre la clase obrera. El mensaje está claro: la clase obrera y los oprimidos, si quieren ser libres alguna vez, deben ponerse al trabajo ellos mismos sin autoproclamados líderes.

Si estos líderes alguna vez tuvieran éxito por aquí crearían nuevas formas de explotación y opresión, andarían todo el día hablando del socialismo y de la nueva sociedad pero serían ellos y no los oprimidos los que tendrían el poder. El nombre que le darían al sistema habría cambiado pero la opresión continuaría.

El Partido Laborista a veces usa la palabra "socialismo" para describir su política, ¡pero no muy a menudo! Repetimos: el Partido Laborista no es, y nunca ha sido, socialista. Este partido proporciona unos cuantos cientos de puestos de trabajo a arribistas de clase media pero nunca ha hecho grandes cosas por nadie. A pesar de varios gobiernos laboristas (¿hace cuántos años?) nunca cambió nada: seguía habiendo desempleo masivo, recortes sociales, racismo, etc. El capitalismo siguió como siempre.

Sin ambargo, toda pretensión de un cambio radical fue abandonada por el Partido Laborista hace siglos. Sólo unos cuantos, cada vez menos, ingenuos e infiltrados ven alguna esperanza en ellos.

 

La alternativa anarquista: la FA

La Federación Anarquista fue creada para ayudar en la lucha por un mundo mejor: un mundo sin políticos, generales, curas ni jefes. Aunque no nos vemos como un grupo de gurús con respuestas para todo sí pensamos que tenemos algunas ideas y propuestas que pueden ser útiles para la clase obrera. Tenemos también una idea muy clara de cómo conseguir un mundo sin explotación.

Intentamos actualmente expandir nuestras ideas entre la clase obrera, para lo que editamos revistas, folletos, panfletos, carteles, casetes, etc., para lograr que el mensaje anarquista tenga la máxima audiencia posible. Pero el anarco-comunismo no es sólo cuestión de tener buenas ideas. Tener sólo ideas es inútil, además hay que aplicarlas, así que la FA practica el apoyo activo a huelguistas, ocupas, inquilinos con problemas, encarcelados, manifestaciones, piquetes, revueltas, etc. Sin embargo, no participamos sólo para difundir nuestras ideas, sino porque creemos que estas luchas y su expansión para formar movimientos sociales crean conciencia de clase y confianza en que podemos cambiar las cosas. Fomentar esta confianza es importante, porque implica que una pequeña victoria hoy puede llevarnos a una gran victoria mañana.

Nos implicamos en las luchas como anarco-comunistas, es decir, insistimos en la idea de que todas las luchas deben ser controladas por aquellas personas que están directamente implicadas en ellas, y no por agentes exteriores: líderes de partidos, liberados, agitadores o "líderes" locales que nadie ha llamado.

Apoyamos la creación a todos los niveles de organizaciones de base, por ejemplo grupos autónomos de mujeres de la clase obrera, para luchar contra la discriminación sexual, o grupos autónomos de trabajadores negros, al mismo tiempo que nos implicamos en la lucha contra el racismo y el fascismo. En los lugares de trabajo promovemos la creación de un movimiento sindical fuerte e independiente de los sindicatos oficiales y de los patronos, al mismo tiempo que intentamos crear grupos revolucionarios anarquistas en las fábricas para difundir el mensaje anarquista. En todos los casos la lucha por la libertad es una lucha contra el capitalismo.

La FA procura que ninguna lucha o problema tenga prioridad sobre los demás. Durante mucho tiempo la clase obrera ha sido dividida y dirigida: es de importancia fundamental conectar todas las luchas de la clase obrera para crear un movimiento social de masas contra el sistema actual.

Este es nuestro objetivo a medio plazo: la creación de un gran movimiento social de luchadores y luchadoras contra la opresión de la clase dirigente.

 

Una cultura obrera de resistencia.

Es importante que creemos los medios para responder a los ataques a nuestra clase. Actualmente, al ser vistas las luchas como independientes, son vencidas una a una fácilmente. La creación de una auténtica unidad obrera implica que un ataque a cualquier sector de nuestra clase será interpretado como un ataque a todos nosotros.

No queremos decir que un movimiento así sólo deba ser defensivo: al ir ganando confianza en nosotros mismos como clase estamos creando los medios para pasar realmente al ataque contra el sistema.

Por "pasar al ataque" implicamos la creación de un movimiento de masas auto-organizado y la creación de consejos de trabajadores y trabajadoras como método para el poder y la autoorganización de la clase obrera. Unido a esto habrá organizaciones de masas vecinales y de inquilinos controladas por los afectados, que promoverían huelgas generales contra los alquileres, manifestaciones, revueltas y conflictividad social. Un movimiento así tendría la capacidad para parar en seco al capitalismo.

A los patronos les van estupendamente las cosas tal como están, aparte algún susto económico de vez en cuando. Les espanta la idea del anarco-comunismo, y cuando hablamos de crear un movimiento social masivo de resistencia para atacar directamente los mismísimos cimientos del sistema capitalista, sabemos gracias a la historia que los capitalistas usarán todas las fuerzas del estado para pararnos. Estamos hablando de una revolución social, así que intentarán usar no sólo a la policía sino al ejército, si este quiere permanecer leal al sistema, y a bandas fascistas, espías, provocadores, mercenarios, lo que sea para pararnos.

A causa de esto cualquier revolución social irá probablemente seguida de un intento contrarrevolucionario por parte de la clase dirigente y sus lacayos, por lo que cualquier gran movimiento social requerirá un levantamineto armado contra la clase dirigente. La lucha de clases bajo control obrero puede anticipar algunos aspectos del anarco-comunismo, pero se necesitará la creación de milicias obreras para defendernos y finalmente derrotar y abolir completamente el capitalismo.

Esto puede sonar un poco fuerte, pero con el capitalismo dirigiéndose a toda velocidad hacia una mayor inestabilidad económica, guerras "convencionales" y nuclares, y destrucción del medio ambiente, entonces la verdad es que los malos tiempos son los actuales y no hacen más que empeorar.

 

Medios y finalidades.

Queremos un futuro para nosotros/as y nuestros hijos, un futuro con la promesa de la mayor libertad posible y sin explotación económica. Pensamos que hemos puesto las bases para conseguirlo: la FA lucha para alcanzar esta meta, estamos organizados de una forma que refleja nuestro objetivo, no somos una rígida burocracia como la de los partidos de izquierda, dirigida y manipulada por los dirigentes del partido. Es más, no tenemos liberados o comités centrales a tiempo completo, ni hay dirigentes y dirigidos. Nuestras posturas con respecto a los problemas y luchas se deciden por medio de una participación igualitaria, en la medida en que las personas decidan implicarse, de varias maneras: entre ellas, debates escritos en boletines internos, asambleas anuales de todos los afiliados y afiliadas, reuniones de delegados y delegadas (formadas por delegaciones temporales de los diferentes grupos y por afiliados/as a título individual) y reuniones y cursos regulares. Todos los "cargos" (por ejemplo, secretario/a nacional, secretario/a de finanzas, etc) son elegidos por períodos fijos y pueden ser destituídos por la asamblea general o reunión de delegados/as si actúan de forma inapropiada.

La FA, como su nombre indica, es una federación. Su objetivo es actuar de forma coordinada para conseguir la máxima influencia posible dentro de la clase obrera. Por tanto, para formar parte de ella hay que aceptar una serie de objetivos y principios básicos (ver al final). Además los afiliados y afiliadas, después de participar en la elaboración de las decisiones, se comprometen a llevarlas a la práctica. Esto implica que los diferentes grupos e individuos determinarán sus propios objetivos y actividades dentro de este contexto.

El funcionamiento de la FA está en manos de sus afiliados y afiliadas, y queremos crear un mundo donde el poder esté en manos de todas las personas.

Si piensas que estás de acuerdo con las ideas expresadas en este panfleto y con nuestros Principios y Finalidades, te pedimos que te afilies para contribuír a desarrollar nuestro movimiento. Sólo tienes que escribir a:

BM ANARFED, London, WC1N 3XX, Inglaterra, Gran Bretaña.

Email AF

http://www.afed.org.uk


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