Punto 2: Análisis y evolución del movimiento libertario internacional
El Congreso de la Internacional de Federaciones
Anarquistas (IFA) reunido en Besançon reafirma que el anarquismo
sigue siendo una respuesta actual y adecuada a los problemas sociales
mundiales. El anarquismo, si quiere integrarse en su entorno, no debe
olvidar que éste evoluciona constantemente con la realidad
social y debe definir su estrategia de acción y su
práctica de acuerdo con esta misma realidad. La opresión
y la explotación no conocen fronteras: el problema social
sólo puede resolverse a escala mundial. Por esta razón
los anarquistas organizados se han dotado de un medio apropiado: la
Internacional de Federaciones Anarquistas.
Consideramos unánimemente que la IFA no puede ser un fin en
sí misma. Es un instrumento de coordinación para las
luchas y, por esta razón, tiene que contribuir a federar al
conjunto del movimiento anarquista internacional. El aumento de las
adhesiones a la IFA, así como la aparición de nuevas
realidades que ven con interés las propuestas de la IFA, son una
señal de la vitalidad del anarquismo social y organizativo. La
IFA es una organización federalista, cuya vitalidad reside en
los grupos locales, cuyo desarrollo autónomo es garantía
de libertad y de capacidad para desarrollar luchas eficaces sobre el
terreno, donde cada uno traza el camino que considera más en
consonancia con el crecimiento de la opción anarquista dentro
del ámbito social en que trabaja. El impulso dado al anarquismo
al surgir nuevos movimientos de lucha social y cultural ha producido,
sin duda, un crecimiento tanto en la cantidad como en la capacidad de
organizar iniciativas anarquistas, aunque esto no siempre se ha
traducido en una claridad de objetivos y de prácticas
libertarias. Eso demuestra la persistencia de grupos nihilistas
carentes de proyecto político, así como la
renovación de las prácticas reformistas y de
colaboración con los organismos de dominación. Pensamos
que las organizaciones anarquistas deben prefigurar la sociedad futura:
no podemos dejar de criticar el principio de las mayorías y de
su consecuencia, la lógica electoral, crítica que ha sido
básica en el anarquismo desde su nacimiento en el Congreso de
Saint-Imier en 1872. Reforzando nuestros lazos, los intercambios,
nuestra cooperación con las diferentes organizaciones
anarquistas, en el marco del pacto asociativo de nuestra Internacional,
podemos construir un anarquismo social más en sintonía
con el mundo contemporáneo.
Reafirmamos la importancia de desarrollar prácticas
autogestionarias y horizontales alejadas de cualquier concepción
vanguardista, ajena al anarquismo social y organizativo. La
emancipación de los explotados y oprimidos será obra de
ellos mismos. La coherencia entre medios y fines no es solamente una
cuestión ética fundamental, también es el signo
distintivo de una organización social libertaria.
Este análisis nos lleva a adoptar una actitud abierta y
constructiva de la IFA hacia los componentes del movimiento anarquista
mundial.
Punto 3: Análisis de la situación mundial
La guerra permanente como paradigma del dominio estatal y capitalista
Hoy, la lógica del dominio y del lucro
constata el enfrentamiento de todos los poderes entre sí, unidos
sólo por la voluntad de empobrecer, humillar y masacrar a las
clases bajas. Por lo demás, los mecanismos ideológicos de
un tiempo -incluso el neoliberalismo imperante por todas partes- son
relativamente secundarios ante el escenario de una feroz
confrontación por el predominio mundial, donde los objetivos son
la supervivencia inmediata y la anulación del enemigo a
cualquier precio, llegando incluso a la destrucción de las
posibilidades de vida en el planeta. En estos
últimos años hemos asistido a la confirmación del
paradigma de la "guerra permanente". Enunciado tras los espectaculares
atentados contra el pentágono y las Torres Gemelas, se ha
perfeccionado en el período sucesivo definiendo un esquema que
coloca la guerra como elemento constante del panorama político.
El pretexto de la "guerra al terrorismo" se ha convertido en la llave
maestra de una política belicista dirigida a imponer las razones
del más fuerte en detrimento de las "reglas" del derecho
internacional, llegando hasta las últimas consecuencias al
desautorizar cualquier función residual de mediación de
la ONU. La guerra permanente, preventiva, global, no
es más la última fórmula para asegurar el dominio
del más fuerte, confirmando las "razones" de quien explota,
esclaviza y oprime a la mayor parte de la población del planeta.
Estas "razones" se definen en función de los espacios en juego,
evidentes aunque desconocidos en el ámbito
propagandístico. El principal es el control de las fuentes
energéticas (no sólo petróleo; también agua
y los minerales necesarios para las tecnologías de control de
los satélites civiles y militares) y las vías de
comunicación que garantizan el aprovisionamiento.
El instrumento bélico empleado en las
áreas cruciales para los intereses estadounidenses les garantiza
una primacía, en el plano económico en Europa,
Japón, Rusia, India y China que, por el contrario, no disponen
ni de dispositivos bélicos ni de la autonomía necesaria
para confrontar las pretensiones hegemónicas de Washington. En
efecto, una posible clave para la comprensión de la escalada
bélica de los últimos diez años pasa por la
transformación de las ambiciones de los "aliados"
históricos de EE UU entre los nada secundarios objetivos de la
locura belicista de la administración norteamericana.
Los países europeos han asumido en los
últimos años el papel, cada vez más dificil y
ambiguo, de "aliado-competidor" de los EE UU y de su política
belicista. Carentes de fuerza bélica de choque y de capacidad de
coordinación política eficaz, los países de la
Unión Europea se debaten entre crear un polo militar y el
acompañamiento, en clave de competencia, a la política
belicista de EE UU. Aparece ridícula la pretensión
propagandística del europeísmo democrático de
construir un polo alternativo al imperialismo norteamericano.
De la guerra humanitaria a la guerra permanente
El
fin de la Guerra Fría ha representado un cambio importante, no
sólo porque de un mundo bipolar se ha pasado a otro monopolar,
sino porque se ha impuesto la obligación de redibujar la imagen
del enemigo. En efecto, la disgregación del "imperio del mal"
hace imposible ver al enemigo como alguien que amenaza tu existencia,
capaz de desplegar una potencia bélica que provoque la
destrucción del planeta y el fin de la especie humana. De las
dos caractrísticas peculiares de la imagen del enemigo, ser malo
y ser una amenaza directa, la segunda había disminuido ya que no
parecía amenazar ningún peligro a la única
superpotencia. No era posible para los EE UU y sus países
aliados prefigurar la guerra como excusa defensiva contra una amenaza
mortal. En esta perspectiva se rediseña progresivamente un nuevo
paradigma bélico, una concepción renovada del papel y de
la función de la maquinaria militar, que de ninguna otra forma
se podría ver, si no exactamente desautorizada, sí
redimensionada su función propia. Se esboza
así la lógica de la ingerencia humanitaria que, al chocar
con el viejo principio de la no ingerencia en los asuntos internos de
un país, curiosamente lo arrincona. De manera que la ingerencia
humanitaria se convierte en la coartada perfecta, siempre disponible
aunque nunca definida de modo preciso en el derecho internacional. A la
ingerencia humanitaria que se invoca para justificar la guerra en
Kosovo sirve de contrapunto la aplicación del principio de la no
ingerencia en los asuntos internos para casos como la masacre de
Chechenia o la guerra contra la población kurda, por no hablar
del cada vez más cruel conflicto de Palestina e Israel. El
paradigma de la "guerra humanitaria" hace resurgir el tema de la guerra
"justa", la guerra desencadenada para imponer una verdad, un orden, una
visión del mundo. Una guerra sucia porque su coartada son las
víctimas y los refugiados entre la población civil y
porque tal coartada exige cada vez más personas asesinadas,
torturadas, violadas, cada vez más gente sin hogar y sin
esperanza, peones atónitos de una partida decidida lejos.
Este esquema era todavía escasamente
útil porque la necesaria motivación para cosechar el
consenso entre la población de los países occidentales,
particularmente la estadounidense, para la realización de
empresas bélicas "humanitarias" encontraba limitaciones por el
fracaso evidente de los objetivos declarados del conflicto.
La guerra "humanitaria" ha mostrado con pruebas
fehacientes ser un perverso mecanismo que acentúa los males que
pretende curar, poniendo en escena un drama real, en el que el dolor,
la sangre y la destrucción son la escenografía obscena
que esconde a los ojos de los espectadores lo que hay detrás del
escenario, el espacio oscuro tras las bambalinas del
espectáculo. El 11 de Septiembre
representó la ocasión, poco importa si directamente
favorecida o indignamente explotada, para ejecutar el salto cualitativo
necesario que diera alas a la vocación imperialista de los EE
UU, siempre decididos a arrojar sobre la balanza de las relaciones
internacionales su indiscutible superioridad militar. Viene nuevamente
rediseñada la imagen del enemigo: malo, incluso malísimo,
y con posibilidades de golpear directa y gravemente el territorio de
los Estados Unidos y el de sus aliados. No coincide con una
organización estatal, pero tiene posibilidades de infiltrar,
dirigir, contaminar y aliarse con todos los Estados que no estén
dispuestos a aceptar el liderazgo de los EE UU. Tal enemigo abre la
puerta de la guerra permanente contra los Estados considerados
"perversos" y contra quienes, incluso desde el interior, amenazan el
orden mundial. Este enemigo asume la imagen del integrismo
islámico. El integrismo islámico permite redimensionar,
según la clásica contraposición amigo-enemigo, el
concepto de civilización occidental. Es un concepto
"vacío" que se define por oposición, ya que carece de
sentido e identidad propios. Cristaliza de hecho en torno al
cristianismo conservador tanto católico como protestante, al
liberalismo más nihilista, a todas las formas tradicionales de
nacionalismo, racismo, populismo y cultura democrática.
En esta guerra, que en su versión más
reciente puede ser incluso "preventiva", el enemigo no debe "demostrar"
con los hechos su propia naturaleza perversa, sino que debe ser
combatido porque "es" perverso. La cuestión en torno a la que se
ha construido la "justificación" del ataque a Iraq es en ese
sentido ejemplar. La presunta posesión de armas de
destrucción masiva se convierte en razón suficiente para
que se desencadene la guerra. El desequilibrio entre quien ataca (y
seguramente posee armas de destrucción masiva) y quien es
atacado se lleva al terreno de la "guerra justa", que se hace porque el
enemigo es malo y, potencialmente, peligroso. Es malo y, por ello,
aliado natural del terrorismo que mata a mujeres, niños,
personas indefensas. Poco importa que la misma definición se
pueda aplicar a la política de EE UU y sus aliados.
¿Acaso no es el objetivo de la guerra instaurar el terror entre
la población del Estado enemigo para debilitar la resistencia?
La naturaleza inmoral de la guerra nos recuerda la naturaleza inmoral
de los Estados y la imposibilidad de pensar en un orden realmente justo
del mundo simplemente reformando la estructura.
Guerra externa y guerra interna
El paradigma de la "guerra permanente" provoca
víctimas no sólo entre la población de los Estados
"perversos" de turno, sino también entre los opositores al orden
constituido. Los pacifistas, los antimilitaristas, los trabajadores en
lucha, los antirracistas, son equiparados con los terroristas en una
operación propagandística que recuerda de cerca las
acusaciones de "colaboracionismo" con el enemigo promulgadas el siglo
pasado contra quienes no aceptasen la lógica de la guerra, del
militarismo, de los Estados.
En Estados Unidos la promulgación de la
Patriot Act (que ha permitido la detención extrajudicial de
simples sospechosos, aparte de una militarización de la vida
social americana) es el signo inequívoco de que la
política de guerra infinita acaba impregnando incluso al
corazón mismo de la mayor potencia.
Las políticas preventivas de los
últimos años han visto crecer a escala mundial las
medidas represivas en el ámbito del "frente interno", que se
traduce en la disciplina forzada de los trabajadores, indigentes e
inmigrantes y en el enmudecimiento de toda oposición.
Guerra interna
Los términos de la guerra interna han cambiado como resultado de
la desintegración del comunismo soviético. La
desaparición de una "alternativa" al capitalismo privado permite
al Estado presentar al capitalismo como único camino para el
futuro, con la consiguiente minimización de la amenaza de
revuelta popular. El capitalismo, siempre con el apoyo de los Estados,
ha empezado un ataque progresivo a las modestas conquistas de los
trabajadores que caracterizaban el modelo socialdemócrata. El
thacherismo y el reaganismo deliberadamente atacaron estas conquistas,
y esto se transformó en un síntoma permanente del sistema
tras la caída del régimen soviético. La ofensiva
neoliberal se desencadena en muchos frentes. La precarización de
las relaciones laborales ha destruido la relación estable de los
trabajadores que permitía el desarrollo de formas colectivas de
autoorganización y de lucha. Con el pretexto de la
modernización y de los gastos, sectores tradicionalmente
sustraidos a la lógica capitalista fueron abiertos a la
explotación. La salud, la educación, los transportes, las
comunicaciones, en general los servicios públicos, empezaron a
ser privatizados. La reacción a este frente abierto por el
capital contra la humanidad ha provocado una gran respuesta a nivel
global de la clase trabajadora, con un incremento general de las
huelgas y de las luchas. El movimiento anarquista ha estado siempre
presente en estas luchas y su influencia se refuerza manteniendo vivas
las iniciativas y aclarando la naturaleza global del proceso en curso.
Nuestra resistencia debe ser tan global como es el capital.
Guerra interna y guerra externa tienen un mismo
frente y son entabladas con la misma determinación y ferocidad.
La militarización de la vida social a través de
procedimientos que trasgreden los límites de la "normalidad"
democrática, sin excesivas repercusiones en el ámbito de
la conflictividad interna, ha sido posible gracias a la gigantesca
operación de anestesia detonada por el "brote" terrorista. El
miedo representa un potente vector que favorece la
criminalización de toda forma de efervescencia social, por
pequeña que sea. Los recientes paquetes de medidas preventivas
aprobados en Francia y Gran Bretaña representan un claro
ejemplo, del que hace de oportuno contrapeso la equiparación
entre terrorismo y luchas sociales desarrolladas en diferentes
países hace tiempo.
Globalización de las luchas
La mal llamada globalización económica es sólo una
fase más del capitalismo que intenta extender sus
tentáculos de explotación y hacerlo de manera más
eficaz a nivel planetario.
Para nosotros globalización debe significar una extensión de la lucha de clases a todos los rincones del mundo.
Dentro del movimiento antiglobalización, como viene expuesto por
los medios de comunicación de masas, se encuentran integrados,
entre otros, grupos reformistas, cristianos, marxistas,
socialdemócratas... que en muchas ocasiones colaboran con el
capitalismo. Son los mismos grupos que trabajan para desarrollar el
capitalismo en el Tercer Mundo. Así encontramos a
socialdemócratas, a católicos y a otros grupos
reformistas entrando en comunidades del llamado Tercer Mundo,
encaminándoles hacia la destrucción de su identidad y de
sus medios económicos de autoabastecimiento. La consecuente
emigración de las comunidades autóctonas más
pobres hace que sirvan de mano de obra barata en el mercado de trabajo
del Primer Mundo. Un mundo en el que a los inmigrantes les es negada
cualquier libertad y dignidad humana porque la falta de documentos les
convierte en clandestinos. Frente a esto la IFA debe confirmar su
identidad y mantener sus propios objetivos: autogestión
generalizada de la sociedad, abolición de la propiedad privada y
construcción de una sociedad anarquista. Es por ello importante
apoyar los movimientos anarquistas de los países pobres,
abriendo canales de comunicación y conocimiento como primer paso
para un más amplio enraizamiento del anarquismo.
Medio ambiente
La producción capitalista ha desembocado en una
declaración de guerra a la vida misma, una guerra que amenaza al
planeta entero. Hay dos áreas principales alrededor de las
cuales el movimiento anarquista debe movilizarse: Primeramente, el
pirateo de los recursos, la contaminación y la
destrucción del medio ambiente fruto de un modo de
producción que sólo ve los beneficios e ignora el hecho
de que el ser humano forma parte del medio ambiente y no está
separado de él. Después de todo nadie puede comer o
respirar dinero.
El segundo aspecto es el desarrollo tecnológico en la
línea de servidumbre del poder. Tecnología nuclear tanto
militar como civil, nos destruyen con una lenta muerte radioactiva o
una total aniquilación. El reciente desarrollo de la
ingeniería genética está colonizando la vida y
saqueando el conocimiento tradicional.
El esfuerzo anarquista está junto a las poblaciones que luchan contra la devastación ambiental.
Religión y orden moral
Como anarquistas nos oponemos con fuerza a cualquier forma
institucionalizada de creencias por ser una forma jerárquica y
autoritaria que impone sus preceptos morales a las personas.
Pretendiendo encarnar un inexistente monopolio sobre los valores
morales, las religiones intentan interferir sutilmente en la vida
privada de las personas. Las religiones debilitan la autonomía
de los individuos, negando su capacidad de resolver de manera directa
sus propios problemas: quien cree en un paraíso que
vendrá no hace nada para mejorar sus condiciones de vida
aquí y ahora.
Se siguen pruduciendo guerras en nombre de un dios, ocultando los
objetivos de dominio y conquista, muy evidentes en la estrecha
ligazón entre las iglesias y los Estados.
Como anarquistas continuamos luchando contra todas las religiones, ya
sea la cristiana, islámica u otra. Como anarquistas tenemos gran
respeto por todas las creencias personales pero nos oponemos a
cualquier fe religiosa, a su base filosófica y luchamos contra
cualquier forma de organización jerárquica.
Hoy nos encontramos con integrismos religiosos, ataques a las
libertades individuales, de modo especial a los derechos de las mujeres
y de las minorías sexuales que están siendo devorados por
normas familiares y religiosas que coaccionan al ser humano en el
ámbito privado, llevándole a tomar una actitud
conformista. Estos ataques provienen incluso de sectores que se
autodefinen como laicos.
Esta situación favorece el patriarcado, al que los anarquistas se oponen como a cualquier otra forma de dominio.
Puntos 4 y 5: Estrategia de desarrollo e instrumentos de trabajo de la IFA
Se invita a los grupos a reunirse con otras
federaciones de su entorno geográfico cuantas veces estimen
conveniente para debatir de todos los temas que consideren oportuno.
En el futuro puede ser recomendable que se celebren
reuniones continentales, en las que las federaciones de fuera de la
Unión Europea traten los temas que consideren relevantes en su
área. En cada congreso se deberá
dedicar un tiempo a cuestiones de género, en la forma que se
decida en cada ocasión, entre quienes se interesen por este
tema. Es importante potenciar la CRIFA, formada por
delegados de cada federación, que debe apoyar el trabajo del
Secretariado y que representa el auténtico motor de la actividad
coordinadora de la IFA. En este sentido está prevista una
subdivisión de tareas en el interior de la CRIFA, para permitir
una mayor funcionalidad en los organismos de trabajo de la
Internacional.
Propaganda y comunicación
Se propone la creación de un grupo de
trabajo, compuesto por miembros de cada federación, que se
encargue de mejorar la página web existente para que incluya:
-Un foro de discusión accesible unicamente a los miembros de la
IFA, en el que las federaciones puedan comunicarse entre sí.
-Una parte abierta, en la que las federaciones pongan el material que
quieran hacer público, en su lengua específica.
La comunicación entre federaciones debe ser
reforzada con modalidades horizontales de comunicación. Para
ello se recomienda el uso del correo electrónico y se solicita a
las federaciones y grupos que todavía no tengan dirección
de correo electrónico, que la consigan. Además proponemos
reactivar la lista de correo electrónico de la IFA, actualmente
infrautilizada, solicitando a todos los grupos que pongan su
dirección electrónica en conocimiento del Secretariado.
Si en el futuro hiciera falta, se discutirá sobre las
restricciones de esta lista, pero de momento no se estima necesario.
Las federaciones se comprometen a intercambiar los
datos de los contactos que tienen con grupos de países donde no
existe federación adherida a la IFA. De igual forma, toda la
comunicación procedente de fuera de la IFA debe ser comunicada a
las federaciones adheridas por medio del Secretariado.
Se pide a las federaciones que tengan un encargado de mantener la
comunicación por correo electrónico con los demás
miembros de la Internacional.
Se pide a las federaciones que redacten informes
anuales con sus actividades y la situación del movimiento en su
ámbito de actuación. También se
pide que contribuyan al debate con un artículo sobre un tema que
la CRIFA establecerá anualmente.
Estos artículos e informes se publicarán en la
página web. También en la misma página se
podrán descargar en formato PDF para su publicación en la
revista Anarhiisto debato (en esperanto "debate anarquista"). Esta
revista será traducida por cada federación a su propio
idioma, impresa y distribuida. De esta manera se dispondrá de
una revista internacional que recoja artículos e informes, con
el mismo contenido y la misma presentación, publicada en cada
uno de los idiomas de los diferentes países. Para las
federaciones que no puedan costear la revista, la IFA deberá
aportar los medios económicos.
La Federación Anarquista británica propondrá un
folleto para explicar la actividad de la IFA. Una vez que el texto sea
aprobado por la CRIFA, el grupo de trabajo de la página web lo
hará disponible, en formato PDF, para que las federaciones
puedan descargarlo, tradudirlo, imprimirlo y usarlo en los eventos
internacionales.
Como parte de la propaganda se elaborará un texto de
carácter antimilitarista firmado por la IFA. El texto propuesto
es: "Jornada antimilitarista internacional. Todas las guerras contra
nosotros, nosotros contra todas las guerras. Contra todos los
ejércitos, por la deserción. Contra todas las fronteras,
por la libertad de circulación de las personas. Contra todos los
nacionalismos, por la solidaridad entre los oprimidos. Contra la
devastación social capitalista, por la autogestión y la
igualdad. Contra todas las religiones, por el libre pensamiento. Contra
la explotación y la represión globales, por la
globalización de la libertad." Se recomienda a las federaciones
que en la propaganda se haga referencia a los aspectos positivos del
anarquismo, y no sólo a aquellos contra los que nos oponemos.
Por último, se sugiere que las federaciones se relacionen
según sus afinidades para mantener un contacto más
estrecho.
Eventos internacionales
Se sugiere la organización de un día
internacional de acción anarquista, en el que las federaciones
lleven a cabo acciones descentralizadas sobre un tema común.
El tema y la fecha se elegirán anualmente por
la CRIFA. Los temas propuestos son: el antimilitarismo, las fronteras,
la ampliación de la Unión Europea, la lucha contra la
represión y el patriarcado. Ya que se
está trabajando en un cartel antimilitarista, sugerimos que
éste sea el tema del primer día, y proponemos la fecha
del 18 de marzo (aniversario de las Comunas de París y de
Kronstadt) como fecha en la que el ejército masacró a los
trabajadores. La propaganda para este día se puede hacer
utilizando el cartel propuesto. La Federación
Anarquista británica propone una gira de encuentros en Europa
del Este en la que se presente el anarquismo como alternativa al
capitalismo y al marxismo, contando con la experiencia de federaciones
más asentadas, como la francófona, la ibérica, etc.
|