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Presentación de la Federación Anarquista Ibérica (FAI)

La Federación Anarquista Ibérica (FAI) constituye una unión federativa, es decir, libre, igualitaria y solidaria de grupos de afinidad. Su función es asegurar la existencia de una efectiva coordinación de las actividades de los diferentes grupos anarquistas de España y Portugal, para que sea posible la realización de una revolución social que, suprimiendo la institución-propiedad y el trabajo asalariado, instaure una sociedad basada en el comunismo anárquico.

Lucha por un orden no impuesto, sin gobierno, sin autoridad de ninguna especie y sin explotación; un orden basado en la libertad de cada ser humano, en la igualdad social, en el libre acuerdo, en el apoyo mutuo y en la solidaridad humana.

Es una asociación coherente y consecuentemente internacionalista; entiende que la revolución social en España y Portugal debe ser parte integrante de una revolución mundial anarquista. Oponiéndose a toda forma de nacionalismo, colonialismo o imperialismo, la FAI (que está adherida a la IFA desde su fundación) defiende la existencia de una solidaridad práctica entre las clases expoliadas, pobres y gobernadas del mundo entero, en el marco de una lucha revolucionaria que busque la destrucción del capitalismo internacional y la abolición de las fronteras nacionales; su objetivo más amplio es la unión federativa (libre, igualitaria y solidaria) de las diferentes comunidades, pueblos y regiones del mundo.

La FAI combate al Estado bajo todas sus formas (monarquía, república, democracia representativa o popular, dictaduras de cualquier tipo...). Para esta Federación sólo la desaparición de los opresores por la acción de los oprimidos y la liquidación del Estado por los propios gobernados conducirá a la liberación del ser humano. Lucha por la sociedad anarquista únicamente por medios anárquicos, mediante la acción directa, no por medios políticos, reformistas o legalistas.

La Federación no es legalizable ni institucionalizable. Su acción se basa únicamente en la capacidad de sus adherentes, en la solidaridad anarquista internacional y en la libertad conquistada. La FAI no se mueve en el terreno de las “libertades” concedidas y reglamentadas por el Estado ni realiza ningún tipo de acuerdo con instituciones u organizaciones de naturaleza política o religiosa.

De acuerdo con su práctica, que cuestiona el principio metafísico o religioso de autoridad en que se fundamentan las distintas formas de esclavitud de los individuos, la Federación se declara racionalista y atea: combate la religión bajo todas sus formas.

Conforme a sus ideas antirreligiosas y racionalistas, la Federación lucha por la instauración de un medio social que se base en la libertad individual y que tenga como objetivo el desarrollo integral de cada ser humano. Considerando, por otra parte, que ese desarrollo individual no es posible separado de la cuestión social y que sólo puede darse dentro de la sociedad libre preconizada.

La FAI combate a los sindicatos burocratizados u oficiales, dado que impiden el desarrollo de la acción directa de los trabajadores y buscan limitar las luchas sociales al campo de la legalidad democrática, tratando de transformar al proletariado en una pieza o componente domesticado del capitalismo democrático del llamado Estado de Derecho.

La FAI rechaza cualquier forma de cooperación con individuos, grupos y asociaciones que, declarándose libertarios, pero colaborando con instituciones de poder, buscan transformar el movimiento libertario en un componente de la sociedad democrática, por considerar que mantienen una actitud antianarquista; sólo coopera con quien rechaza activa y coherentemente el poder bajo todas sus formas.

A través de un trabajo de propaganda específicamente anarquista, del ejemplo práctico constructivo y de una intervención en distintos medios sociales contra las diferentes manifestaciones concretas de la usurpación estatal y capitalista, la FAI lucha por la eclosión de un movimiento insurgente, que cuestione la totalidad de la sociedad antiautoritaria. Su método es la acción directa, considerada en su más amplia y dinámica expresión revolucionaria y constructiva.